lunes, 22 de marzo de 2010

Mi amigo el silencio


El silencio tiene sonido, me crees incongruente...

Solitario en una habitación, sin más que el reloj para indicarme el tiempo, son elementos que necesito para demostrar que el sonido puede gritar, reir, hablar, soñar, que tiene un submundo.
Hartado de una vida donde el ruido irrumpe mis sentidos, los quiebra, los derrota con un choque de vibraciones, he decidido alejarme de esta realidad que me ata y une a un sistema que no quiero.
He pasado de ser sombra a un objeto maquilador de segunda mano.
Respiro profundo, mi mirada se centra en un punto fijo, no hay nadie más, sólo yo y el sonido de mi viejo reloj.
El silencio me llama, oigo todo con claridad, que mi cuerpo se llena de paz interior.
El trance es agradable, el silencio se convierte en un ruido a lo lejos, me hace escuchar algo diferente, cosas que pertenecen al mundo y hace mucho las dejé de notar.
El sonido de un pájaro llamando a sus crías en aquél árbol que por años ha estado sembrado en este jardín y ya se me había olvidado.
El caminar de la gente y su fricción contra la piedras del asfalto, el grito del niño que sólo piensa en jugar y fingir en ser adulto.
La desesperación del vendedor por llevar unos centavos a su casa, para continuar sobreviviendo sobre la superficie.
El tic-tac de mi viejo reloj que se desvaneció en el silencio, que me llevó de la mano a una realidad aparte con el andar de sus manecillas.
No se cuanto tiempo he estado alejado de los mios, pero llegó la hora de regresar, de forjar el camino hacía los sueños.

"Si dices mi nombre, desaparezco": La Vida es Bella

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